ANTECEDENTES:
Al iniciarse la conquista de nuestro territorio, los primeros expedicionarios no traían consigo ganado en pie. En sus largas expediciones de exploración y conquista, al agotárseles las provisiones se les presentaban situaciones críticas para alimentarse. En tales ocasiones se alimentaban en base al trueque con los indígenas y no en pocas ocasiones del maíz y otros alimentos que lograban arrebatarles por la fuerza. También, algunas veces a través de la caza y la pesca lograban obtener alimento. La caza en la temporada de lluvias era muy difícil debido a lo alto de la maleza en la llanura y a la inundación de grandes extensiones del territorio. La presencia numerosa de fieras como el tigre, que atacaba a los expedicionarios de sorpresa, impedía arriesgarse a salir en busca de animales de caza. En circunstancias adversas extremas hubo episodios documentados en que los conquistadores ante la carencia de comida llegaron a practicar el canibalismo.
Al iniciarse la conquista de nuestro territorio, los primeros expedicionarios no traían consigo ganado en pie. En sus largas expediciones de exploración y conquista, al agotárseles las provisiones se les presentaban situaciones críticas para alimentarse. En tales ocasiones se alimentaban en base al trueque con los indígenas y no en pocas ocasiones del maíz y otros alimentos que lograban arrebatarles por la fuerza. También, algunas veces a través de la caza y la pesca lograban obtener alimento. La caza en la temporada de lluvias era muy difícil debido a lo alto de la maleza en la llanura y a la inundación de grandes extensiones del territorio. La presencia numerosa de fieras como el tigre, que atacaba a los expedicionarios de sorpresa, impedía arriesgarse a salir en busca de animales de caza. En circunstancias adversas extremas hubo episodios documentados en que los conquistadores ante la carencia de comida llegaron a practicar el canibalismo.
Una de las decisiones más importantes tomadas por
los españoles, para poder continuar el proceso de conquista y posterior
colonización fue la introducción de ganado vacuno, ovino, caprino y porcino, lo
cual en un principio, les permitió alimentarse con autonomía en un medio donde
faltaban los recursos. Luego, al crecer los rebaños, se logró la expansión de
la economía en las ciudades, pueblos y villas fundadas. El desarrollo de la
ganadería, -principalmente de ganado bovino- estuvo aparejado con las cría de
ganado caballar y mular.
LOS PRIMEROS
REBAÑOS:
La isla de La Española, hoy República Dominicana,
fue la base inicial de donde partieron las expediciones de exploración y
conquista del territorio americano. Por tal razón allí se instalaron los primeros
hacendados y de La Española salió el semillero de vientres que se propagó por todo
el continente y generaron las inmensas manadas que se extendieron por llanuras
y pampas. Lo estrecho de las naves que venían de España hizo que se le diese
prioridad a los caballos de guerra y los bovinos que se traían eran terneras y
becerros que luego eran terminados de criar en La Española, pero dada su
fragilidad por ser animales en crecimiento eran muchas las muertes ocasionadas tanto
en el traslado, como a su llegada al territorio insular.
Es falso que el ganado que sirvió de base para la creación
de inmensos rebaños en América provenga de
los animales traídos por Cristóbal Colón en su segundo y tercer viaje a
la isla de La Española. El almirante trajo ganado bovino a la citada isla, pero
como narraremos a continuación, fue sacrificado en un intento de la colonia por
sobrevivir.
Según cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés
en su obra: «Historia General y Natural de las Indias», los aborígenes de
La Española, deseosos de salir como fuese de los españoles que intentaban
esclavizarlos, se pusieron de acuerdo entre sí para no sembrar nada que pudiese
servir de alimento a los recién llegados europeos. Pensaban que de esta forma,
los conquistadores se irían de la isla debido al hambre que se les presentaría
al carecer de alimentos, o si se quedaban, morirían de inanición.
Efectivamente, la hambruna, tal como lo
planificaron los indígenas se presentó y los españoles se vieron obligados a
comer todo tipo de animales, lo que hace presumir que no dejaron con vida,
vacas, cerdos, ovejas y aves traídas de la península. Pero veamos cómo lo
narra Gonzalo Fernández de Oviedo y
Valdés, para que comprobemos que mi apreciación tiene sentido, en efecto,
señala:
«En este tiempo de tanta nescesidad se
comieron los cristianos cuantos perros gozques había en esta isla, los cuales
eran mudos, que no ladraban; e comieron también los que de España habían
traído, e comiéronse todas las hutias que pudieron haber, e todos los quemis, e
otros animales que llaman mohuy, y todos los otros que llaman coris, que son
como gazapos o conejos pequeños. Estas cuatro maneras de animales se cazaban
con los perros que se habían traído de España; e desque hobieron acabado los de
la tierra, comieronse a ellos también, en pago de su servicio. E no solamente
dieron fin a estos cinco géneros de animales de cuatro pies, que solamente
había en esta isla; pero, acabados aquéllos, se dieron a comer unas sierpes que
se llaman ivana, que es de cuatro pies, de tal vista que, para quien no la
conosce, es muy espantoso animal. Ni perdonaron lagartos, ni lagartijas, ni
culebras, de las cuales hay muchas e de muchas maneras de pinturas, pero no
ponzoñosas. Así que, por vivir, a ninguna bestia o animal de cuantos he dicho
perdonaban; porque cuantos podían haber, iban al fuego, e cocidos o asados, no
faltaba a su nescesidad apetito para comer estas cosas tan temerosas a la
vista». Este acontecimiento fue en el año 1.494.
El ganado bovino
traído a la isla de La Española, posteriormente a la hambruna antes
descrita, habría sido sacrificado en 1498, durante la rebelión de Francisco
Roldán, Alcalde Mayor de La Isabela y antiguo criado del Almirante.
Superados estos inconvenientes, y llegados más
ejemplares a la isla La Española, durante la gobernación de Nicolás Obando en
1502, los rebaños de bovinos comenzaron a crecer en número, siendo favorecido
dicho crecimiento por la orden impartida por Don Diego Colón, en la que se
prohibió la salida de ganado de la Española. Esta disposición permaneció
efectiva durante 30 años.
Dado el enorme crecimiento de los rebaños, La
Española se convirtió en el centro de comercio de ganados destinados a ser
llevados a otras partes del continente americano. El número total de hatos en
la colonia en aquella época no es conocido, sin embargo, por el censo de Osorio
en 1606 había unos 130 hatos en dicho territorio.
EL GANADO CRIOLLO VENEZOLANO
ORÍGENES:
El ganado criollo venezolano se originó del cruce
descontrolado de las razas Rubia, Retinta, Negra y Berrenda de Andalucía,
Cacereña, Gallega, Pirenaica, Murciana y Tudanca, procedentes de diversas
regiones de España. A través de los siglos la selección natural creó una raza
resistente al medio adverso, a plagas y enfermedades, capaz de alimentarse con
pastos de baja calidad y de reproducirse sin problemas. Por desgracia, el
valioso capital genético del ganado criollo se perdió casi en su totalidad
debido a la introducción posterior de razas europeas de leche, como la Holstein
y la Pardo Suiza, así como el cruce masivo con razas cebuinas.
INTRODUCCIÓN DEL GANADO:
Fue Don Marcelo Villalobos, oidor de la isla de La
Española, quien recibió de la Real Audiencia Española el Privilegio de poblar a
Margarita de "cristianos españoles e indios y llevar a ella los ganados que
fueren necesarios", misión que cumplió a pesar de las dificultades
de la isla.
San Juan Bautista fue la primera comuna española de
la isla de Margarita, fundada en 1529, por el teniente Pedro Mártir de Alegría
luego de establecerse allí con su esclava Teresica, sin embargo, en 1525 se
tienen noticias sobre la existencia en el lugar de un hato de ganado y
posesiones de los pobladores de la isla de Cubagua, quienes llegaron en busca
de agua dulce.
También se señala que las primeras especies
ganaderas —bovinos y equinos básicamente— habían llegado a la Margarita en
1528. Se adaptaron de forma inmejorable y encontraron unas condiciones idóneas
para la reproducción, de tal manera que desde los años 40, la isla no sólo se
convirtió en el principal abastecedor de ganados de muchos puntos de Tierra
Firme y la propia gobernación de Venezuela, sino que las reses y los caballos
margariteños se llevaban a territorios tan alejados como la Nueva Granada.
Desde la isla de Margarita se proporcionaban también los animales que
precisaban las expediciones de exploración y conquista que por entonces se
dirigían a diferentes puntos del Caribe y que obtenían en la isla gran parte de
los aprovisionamientos necesarios, tal como, por ejemplo, sabemos que sucedió
en 1569 con la empresa de Diego Fernández de Serpa: “Llegó a la Margarita, isla de
Tierra Firme, el 4 de octubre, en donde a trueque de algunas cosas que llevaba
compró ochocientas vacas a entregar en los llanos de Venezuela. Los soldados
que pudieron se proveyeron de caballos en esta isla, en la que estuvieron ocho
días...”. Todo hace pensar, por tanto, que los beneficios que generaban
las actividades ganaderas debían ser considerables.
Los primeros pobladores de Margarita llegaron
autorizados por una cédula de 1537. Según el historiador Ojer "se
reconoció a Don Pedro Alegría, como primer poblador de esa isla y el que
primero labró pan y cría de ganado en ella".
El 28 de marzo de 1.523 el rey Carlos V de Alemania
y Carlos I de España, firmó una Capitulación con los alemanes Enrique Einguer y
Geronimo Sayller que dio paso a la entrada de los Belzares a Venezuela. En ella
se dio autorización real para el ingreso de ganado a nuestro país. En efecto,
en una de sus cláusulas se establecía lo siguiente: "Y ansi mismo que vos daré
licencia, como por la presente vos la doy, para que de las nuestras islas
Española San Juan e Cuba y Santiago, podáis llevar a la dicha tierra caballos e
yeguas e otros ganados que quisieredes y por bien tuvieredes, sin que en ello
vos sea puesto embargo ni impedimento alguno". Los Welser entre
los años 1529 o 1530, trajeron ganado a Coro. De allí se llevó ganado a la zona
de El Tocuyo y Barquisimeto, debido a sus excelentes condiciones de clima,
pasturas y agua.
Como herencia de esos rebaños ibéricos, en
Venezuela apenas existe un núcleo de ganado criollo con el que se viene
trabajando desde la década de los años 50 del siglo XX. La raza de estos rebaños
se ha bautizado con el nombre de "Criollo Limonero", por
ser originario de la zona del río Limón en el estado Zulia.
En 1545, Juan de Carvajal, que vivía en Coro, se
dirigió con varias familias de colonos a la zona de El Tocuyo y fundó la ciudad
de Nuestra Señora de la Concepción de El Tocuyo, creando la primera encomienda
en territorio de la actual Venezuela. Carvajal distribuyó los indígenas a los
vecinos según dicho sistema. Para el año 1546, ya había en dicha encomienda,
unos 100 caballos, 200 yeguas, 300 vacas, 500 ovejas y cerdos. Se calcula que
en la época de la fundación de la ciudad de El Tocuyo, ubicada entre la ciudad
de Coro y Barquisimeto, existía en la isla de La Española alrededor de 500.000
cabezas de ganado bovino.
Para el año de 1550 ya Coro contaba con criadores
exitosos de ganado, según se desprende de Carta del Obispo de dicha ciudad, Don
Miguel Jerónimo Ballesteros al rey de España de fecha 20 de octubre de dicho
año, en la que señala: "Hay dos cristianos viejos, honrados,
los más cabdalosos y ricos del pueblo, quel uno se Llama Bartolomé de
Castellanos y el otro Alonso Martín, convendria questos fuesen regidores,
porque como tienen su hacienda toda en ganados, procuran perpetuidad de la
tierra". En la carta antes citada, el Obispo comprueba la
existencia de ganado en El Tocuyo, cuando en dicha misiva informa al rey: "Tuve
noticia que mucha gente de la que está poblada en El Tocuyo, se quería ir con
sus ganados al Nuevo Reino". Tal propósito de la gente de El
Tocuyo fue abortado con medidas impositivas. Por Cumaná también llegaba ganado
importado, pero en menor proporción que el ingresado por Coro.
El Tocuyo funcionó como la capital de la Provincia
de Venezuela, y desde allí, se emprendió la conquista territorial, la fundación
de ciudades y el poblamiento del Occidente y del Centro de Venezuela. Esta
población llegó a constituirse en el principal centro ganadero de la Colonia,
de allí se exportó a Nueva Granada y se continuó la propagación de los rebaños
hacia Los Llanos.
La primera exportación de ganado la realizó desde
El Tocuyo hasta el Nuevo Reino de Granada el italiano Galeotto Cei, quien logró
reunir 22 hombres, 200 indios e indias de servicio, 80 yeguas y caballos, 60
vacas y 1.500 ovejas. Obtenido el permiso para salir hacia las tierras altas de
la actual Colombia. Cei partió
esperanzado en que la riqueza de las minas de oro de aquella zona, le depararía
un buen pago por el ganado.
Galeotto, inició su largo peregrinar en el mes de
Noviembre de 1550; después de 25 leguas de camino llegó a las tierras llanas,
costeando siempre la serranía hasta llegar al actual río Guanare, luego al
Boconó y más tarde al Guasábara y al Tapia. Atravesó grandes llanuras con
abundante pasto, sorteó bajíos llenos de plaga, paludismo, abundante pesca y
voraces caribes, hasta llegar a principios de febrero al río Guaca; luego
continuó hasta el Sarare, y a finales de dicho mes al Arauca.
Galeotto Cei continuó su peregrinar hasta llegar al
Casanare. El 28 de Marzo de 1551 comenzó el ascenso hasta alcanzar las fuentes
del Casanare. Luego de un prolongado ascenso, llegó al primitivo poblado de La
Salina en tierras de la actual Boyacá. Después continuó el ascenso durante 30
leguas llegó a comienzos de Mayo de 1551 al poblado de Chitá, donde murieron
muchos indios a causa del frío. Finalmente vendió el ganado a un precio muy
inferior al que había tenido tres años antes.
Fueron varios los intentos para llevar reses desde
Margarita a las costas venezolanas, poco propicias para la ganadería. Pero sin
duda el más importante fue el realizado con éxito por Don Diego Fernández de
Serpa, en 1562, quien luego de un primer viaje fallido en 1549, logró llevar
800 vacas a territorio continental siendo gobernador de la provincia de
Venezuela, aunque fue necesario adentrarlas lejos de la costa, hasta El Tocuyo,
sabanas de Carora y los llanos del sur, donde existían excelentes pasturas.
Juan de Villegas, quien ejercía además los cargos
de Capitán General y Alcalde Mayor de la Gobernación en el Asiento del Tocuyo,
fue quien propició el avance ganadero hacia otras zonas como Borburata.
Villegas, quien había fundado la población el 24 de febrero de 1548 bajo el
nombre de "Nuestra Señora de la Concepción de la Borburata" dió
instrucciones al capitán Pedro de Alvarez (Peralvarez), para que llevase ganado
y poblara a Borburata que había estado abandonada.
Dicho capitán salió del Tocuyo el 19 de noviembre
de 1549 con las siguientes órdenes de Villegas: "Saldreys deste asyento del
tocuyo mañana miércoles que se contarán veynte días deste presente mes de
Noviembre deste año de mil y quinientos y quarenta y nueve años con la jente de
pie y de a cavallo y mugeres y ganado y otros aderezos que para poblar la dicha
ciudad de nuestra señora de la concibción embio y con todo ello yreys derecho a
la laguna de tacarigua y de allí al dicho puerto de borboroata e yreys poi el
camino de los llanos por donde yo fui a descubrir la dicha laguna y puerto la
sygunda vez que fuy deste asyento pues oomo sabeys por averydo conmigo el
camino es bueno".
Por el puerto de Borburata, hacia el año 1.550, el
Capitán Vicente Díaz Pereira trajo un lote de ganado vacuno y aves de corral.
De ese núcleo de crianza, se llevaron posteriormente sendos lotes a Valencia y
los Valles de Aragua.
Justo Desque comerciante y encomendero de Borburata
aparece casualmente registrado por primera vez en documentos de cuentas reales
hacia 1552, en un asiento por cobro de almojarifazgo de entrada cancelando el
importe de unas reses y caballos posiblemente traídos de una expedición a la
isla de Margarita. Posteriormente, se le asientan pagos diversos por
introducción de “mercaderías” y reses en varios años.
La ciudad de Valencia se formó "de
hecho", al amparo de un hato de ganado establecido por el capitán Vicente
Díaz en 1552, quien en 1550 había entrado un lote de ganado y otros animales
por el puerto de Borburata, como se citó anteriormente.
Cuando en 1.553 Alonso Arias de Villasinda tomó
posesión del cargo de Gobernador, se encontró con una provincia floreciente,
pues en sus ciudades, pueblos y villas, había abundante comida y los rebaños
alcanzaban la cifra de más de 3.000 vacas, 12.000 ovejas, 1.000 caballos, mulas
y mucha cantidad de cabras y puercos.
En el año 1.558, el Capitán Francisco Ruiz fue
comisionado para que, saliendo de la isla de Margarita, llegase a tierra firme
y estableciese una ruta a caballo, que sirviese para transportar ganados
vacunos, mulas y caballos hasta el Nuevo Reino de Granada, donde hacían mucha
falta para la conquista y que, -hasta entonces- se transportaban con mucha
dificultad a lo largo del río Magdalena. El capitán Ruiz logró hacer la difícil
travesía con 60 hombres y 80 caballos; pobre y enfermo llego a Tunja, pero pasó
a la historia por haber abierto la ruta ganadera a Santa Fe de Bogotá. Desde
Venezuela se dio una contribución fundamental para la expansión ganadera de la
hoy República de Colombia.
A partir de 1561 se comenzó a sentir la necesidad
de incrementar el abastecimiento de la ciudad de Santiago de León de Caracas y
comenzó el proceso de penetración a los llanos para iniciar la cría de ganados
y la comercialización de la carne, queso y cueros entre otros productos. El
proceso fue lento pero progresivo, al inicio se fundaron hatos en los sitios de
Paya, San Antonio, Las Palmas, Aricapano, La Platilla y Tinaco.
En 1569, se trajeron a Cumaná, -desde Margarita-
reses y aves, con las cuales se inicio la cría en los llanos orientales y en
Guayana. A mediados del siglo XVII ya era abundante la producción de carne en
los llanos de Anzoátegui y Monagas.
Caracas fue fundada en el sitio donde en 1560 había estado ubicado el hato de San Francisco, establecido por el mestizo Francisco Fajardo en la provincia de Caracas. Las reses se fueron propagando a los Valles del Tuy y San Sebastián de los Reyes, esta última población se caracterizó por llegar a ser uno de los centros ganaderos más importante del país.
En 1573 Felipe II promulgó las "Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de las Indias". Refiriéndose a la calidad de la tierra que se iba a poblar, el rey determino en el artículo 35 de dicha Ordenanza lo siguiente: “y que sean fertiles y abundantes de todos frutos y mantenimientos y de buenas tierras para sembrarlos y cogerlos y de pasto para criar ganados de montes y arboledas para leña y materiales de cassas y edifficios de muchas y buenas aguas para beuer y para regadíos”.
Caracas fue fundada en el sitio donde en 1560 había estado ubicado el hato de San Francisco, establecido por el mestizo Francisco Fajardo en la provincia de Caracas. Las reses se fueron propagando a los Valles del Tuy y San Sebastián de los Reyes, esta última población se caracterizó por llegar a ser uno de los centros ganaderos más importante del país.
En 1573 Felipe II promulgó las "Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de las Indias". Refiriéndose a la calidad de la tierra que se iba a poblar, el rey determino en el artículo 35 de dicha Ordenanza lo siguiente: “y que sean fertiles y abundantes de todos frutos y mantenimientos y de buenas tierras para sembrarlos y cogerlos y de pasto para criar ganados de montes y arboledas para leña y materiales de cassas y edifficios de muchas y buenas aguas para beuer y para regadíos”.
Igualmente Felipe II se preocupó de señalar las
condiciones que deberían reunir quienes fuesen beneficiarios de la repartición
de tierras, así lo señalaba en el artículo 47 de dicha ordenanza: "Conforme
al caudal que cada vno tuuiere para emplear a la mesma proporçion se le de
repartimiento de solares y tierras de pasto y labor y de indios a otros
labradores, a quien pueda mantener y dar pertrechos para poblar labrar y
criar”.
El Padre Nectario María cita que ya para el año de 1570 se comerciaba
con ganados desde El Tocuyo para la Nueva Granada y para comprobarlo señala el
caso de Pedro Villarroel, comerciante en
ganados, quien llevaba desde el Tocuyo para la región de Santa Fe unas 500
unidades, entre reses, caballos, mulas y asnos e iba escoltado por 16 soldados
armados pero fue atacado por los indios Bailadores y asesinado junto con 14 de
sus escoltas y los miembros de su comitiva, sobreviviendo apenas dos soldados.
El proceso de ocupación del dominio llanero se
inicia con intenciones coloniales, al final del siglo XVI, con la fundación de
San Sebastián de los Reyes en 1.584. Este hecho histórico fue realizado por
Sebastián Díaz De Alfaro, quien, citado por Briceño Tarcila, señala que en ese
mismo momento, ya se había comenzado un proceso de penetración desde la ciudad
de Mérida hacía los llanos.
Con la fundación por el Capitán Juan Andrés Várela
de un pueblo de avanzada en el Valle medio del río Santo Domingo, en su
vertiente derecha, con el nombre de Altamira de Cáceres, (génesis de la actual
Barinas), se inicia la ocupación de los llanos del pie de monte andino,
comenzando a desarrollarse la ganadería, la cual alcanza su mayor auge, partir
del siglo XVII y, muy particularmente, en el siglo XVIII. En esa extensa zona
comienza a desarrollarse el latifundio representado por el “hato” y por la
hacienda ganadera como unidad de
producción, los cuales sirvieron de base de operaciones y suministros para
la formación y fundación de los pueblos de nuestros llanos.
La cría de ganado vacuno se debió iniciar en
Barinas hacia el año 1579, cuando vecinos de Altamira compraron reses y cerdos
en Mérida. Para el año 1608 ya existía en la zona llanera hatos de ganado,
según lo señala la Profesora Ruiz Tirado en una investigación realizada al
efecto.
Para 1.582 ya existía cría de ganado en los
"Llanos de San Cristóbal y Cúcuta", como lo narra Fray Pedro de
Aguado en su Historia de Venezuela.
En 1584 Sebastián Díaz de Alfaro funda San
Sebastián de los Reyes. Esta población actuó como centro operativo para la
introducción de ganados a los llanos. También fueron importantes para estos
fines San Juan de Los Morros y la población de Ortíz.
El 16 de septiembre de 1597 el juez Juan de Velasco
y Vallejo entregó al capitán Felipe de Agüero de la Villa de San Cristóbal una
estancia de ganado mayor en el valle de Lobatera. La encomienda comprendía
diecisiete indios, incluido su cacique.
LA
COLONIZACIÓN DEL SUROESTE ANDINO LLANERO:
La región suroeste andina llanera de Venezuela, consta
de una superficie aproximada de 2.500.000 hectáreas. Se ubica en las
estribaciones de la cordillera andina, perteneciente al ramal del Uribante y
desde allí nacen los llanos altos occidentales que pertenecen al territorio del
estado Táchira, aunque también se proyecta al Municipio Ezequiel Zamora y la
Parroquia Ignacio Briceño del Municipio Pedraza, ambos pertenecientes al Estado
Barinas; igualmente se extiende al Municipio Páez del Estado Apure hasta la
localidad de Guasdualito. Dentro de esta zona se encuentra el llamado
"Gran Globo del Uribante", zona que consta de 250.000 hectáreas.
Durante la época colonial el estado Táchira fue
considerado como zona de descanso y de paso de rebaños de ganado, arreos de
mulas y numerosas mercancías que se trasladaban desde El Tocuyo, Trujillo,
Mérida, Barinas, Alto Apure y Colombia.
El crecimiento del comercio ganadero entre Apure y
la Provincia de Mérida y del Táchira por la parte de Pregonero, originó la
necesidad de establecer una base de operaciones que se llevó a cabo con la
fundación del pueblo de San Antonio de Caparo, perteneciente al Gran Globo del
Uribante. El poblado se asentó muy cerca donde estuvo ubicado el antiguo puerto
de los Bongos, al Sureste del río Caparo, en su margen derecha, a siete
kilómetros de Abejales, (Táchira) y tres kilómetros de Punta de Piedra
(Barinas). Dicho pueblo desapareció, por una parte a causa del cambio natural
del cauce del río Caparo, y por la otra, por el avance de las vías de
comunicación terrestre y el crecimiento de otras poblaciones con mayores
servicios, que originaron la migración de la gente. Se sabe que al final del
siglo XVII, existía un camino ganadero que venía de Apure, y los arrieros de
ganado al llegar al río Caparo, pernoctaban en las tierras del hato de Los Blancos
en suelo apureño. Luego, lograban atravesar éste río buscando pasar las reses
por su parte más baja en el varano, para luego llegar a "San Antonio de
Caparo". En la época lluviosa se dificultaba el paso de las reses por la
parte baja del Caparo, por lo que se utilizaban bongos para llevarlas de una a otra
orilla. Tal situación originaba pérdidas de numerosos semovientes, al volcarse las embarcaciones por la fuerza de la corriente, o al ser enbestidos dichos bongos por troncos de árboles que arrastraba el río producto de la erosión
natural causadas por las intensas lluvias.
En su libro: "Descripción de las Indias
Occidentales", Antonio de Herrera y Tordesillas señala para 1725 la
existencia de abundante ganado en San Cristóbal. Así lo expresa:
"La Villa de San Chriftoval, 13 Leguas de Pamplona, al Norte, poblóla el
Capitan Francifco de Caceres , cerca de la Provincia de la Grita , afí llamada
, porque los Indios falian á los Caminos á dár Grita á los Caftellanos, i
matarlos: cogefe en ella poco Oro, i tiene gran aparejo de criar Ganado".
Estas labores comerciales en las que se sufrían
muchas penalidades se desarrollaron permanentemente entre los actuales estados
Apure, Barinas, Mérida y Táchira, durante los siglos XVII, XVIII, XIX y
principios del XX, cuando se empezaron a construir las carreteras, en parte sobre
las rutas de los antiguos caminos, generando su desaparición y creando las
nuevas vías de comunicación. Si bien el antiguo camino se utilizaba para el «arreo» de los rebaños de
reses, rumbo a Los Andes, también estaban a la mano los caudalosos ríos Apure y
Caparo, que facilitaban el transporte en bongos de subproductos del ganado como
la carne seca, cueros y queso así como productos de otros animales como la carne de
chigüire, el pescado
salado y mercancías manufacturadas por la población como las hamacas y otras
artesanías. Desde las ciudades de las montañas andinas se enviaba harina de
trigo, azúcar, café, herramientas, telas, medicinas, panela, arroz y otros
comestibles que se transportaban en bongos con capacidad de hasta dos
toneladas. Estos bongos bajaban desde el río Caparo hasta encontrarse con el
Apure y llegar al destino prefijado. Desde San Antonio de Caparo los rebaños de
ganado proseguían su tránsito hasta llegar a Pregonero y Tovar donde eran
engordadas, para luego ser vendidas para el consumo en todas esas regiones.
LA
PROPAGACIÓN DE LOS REBAÑOS POR EL TERRITORIO:
Al fundarse las primeras ciudades, se hizo
necesario criar ganado para poder subsistir y atender las exigencias
alimenticias de la población; al crecer los rebaños, pudieron disponer de
elementos para la organización de nuevas expediciones de conquista y el
intercambio, lo cual amplió el comercio de la incipiente economía de la época.
Al incrementarse la población, los productos de la
cría de ganado constituyeron un renglón importante de la economía colonial. Los
habitantes de la Provincia de Venezuela comienzan a contar con una base segura
de suministro de alimentos esenciales bajo el punto de vista dietético como
carne, leche, queso y mantequilla, adicionalmente, se pudo contar con materia
prima para la producción de sillas, sandalias, botas, suelas, sogas, enjalmas y
otros artículos necesarios para la vida diaria y el desarrollo de actividades
productivas.
El crecimiento de los rebaños -décadas después-
permitió contar con bienes sobrantes que podían ser exportados, especialmente
mulas y cueros, aparte de animales de carga para el transporte de mercancías,
labores agropecuarias y comunicaciones.
La colonización desde los llanos altos de Venezuela
se inició en la segunda mitad del siglo XVI. En cada sitio donde se asentaban
los españoles, dada su gran tradición ganadera y la inobjetable ventaja de la
crianza de ganado, siempre había la presencia de vacas y otros tipos de
semovientes.
Durante el siglo XVI había establecidas tres rutas
reconocidas en la expansión del ganado:
1.- La de Francisco Ruiz, que proveniente de
Oriente del país, pasa por los Llanos de Paya (Alto Guárico Central) y llega
hasta Acarigua.
2.- La de Juan de Carvajal que de El Tocuyo pasaba
por Guanare hasta Pedraza la Vieja, en el estado Barinas.
3.- La de Cristóbal Guerra que proveniente de Santa
Fe (Bogotá, Colombia), alcanzaba el Desparramadero del Sarare hasta los Llanos
Altos Occidentales, aunque para Humboldt, las localidades de Coro y El Tocuyo
fueron desde donde provino el ganado.
En 1612 ya existía un camino Real que partía de
Pamplona, pasaba por La Grita, Bailadores, llegaba hasta Mérida y continuaba hasta
Trujillo, continuaba hacia El Tocuyo, Quíbor,
Barquisimeto, Nirgua, Valencia, hasta llegar a Caracas, según lo cita
Fray Pedro Simón narrando el viaje que realizó desde Bogotá a Venezuela.
Según Fray Jacinto de Carvajal miles de reses
cimarronas vagaban a mediados del siglo XVII en los Llanos de Apure. En las
inmensas llanuras se reprodujo el ganado con rapidez, pronto los cueros y los
cordobanes (cueros curtidos de macho cabrío), adquirieron gran importancia
tanto en la zona llanera como en el centro occidente, lo mismo que las suelas,
como subproductos de la ganadería. El comercio de cueros llegó a ocupar el
tercer lugar en las exportaciones, después del tabaco y del cacao.
En ese mismo momento, ya estaba avanzando desde la
ciudad de Mérida el proceso de penetración hacía los llanos.
San Sebastián de los Reyes fue el núcleo propagador
de la introducción de ganado hacia el interior de los Llanos. Igualmente, la
población de Ortiz, por su posición estratégica, fue punto de encuentro para el
comercio de ganado, tabaco, cueros y otros productos que se llevaban hacia las
ciudades y villas.
Los envíos de ganado desde San Sebastián llegaron a
los llanos guariqueños, extendiéndose los rebaños por la inmensa llanura de
abundantes pastizales naturales, expandiéndose en los hatos durante el siglo
XVII hasta llegar al Orinoco.
La corona española pretendía realizar una conquista
y colonización ajustada a derecho, cuestión que fue burlada en muchas ocasiones
por los conquistadores y colonos.
Para 1620 ya se exportaban cueros hacia España y la
ganadería creció hasta convertirse en una de las principales actividades
económicas de la Colonia. Los productos como carne seca, leche, queso y
mantequilla eran muy solicitados para la alimentación de la población.
En 1.620 el Visitador del Corregimiento de Mérida
Alonzo Vásquez de Cisneros, dictó medidas de resguardo a los indios de Mérida a
objeto de evitar la desaparición de las tierras comunales indígenas, amenazadas
por los criadores de ganado. Dictó fuertes penas contra quienes criasen ganado
mayor dentro de una legua alrededor de cada resguardo indígena.
Para el año 1628, la viuda del capitán Miquel de
Ochagavia, obtuvo del Gobernador Pacheco Maldonado cuatro cuadras de tierra en
la Mesa de Moromoy, (Barinitas, estado Barinas) y dos estancias de ganado mayor
junto a un hato de vacas en los llanos de Barinas. En 1629 obtuvo igualmente
una estancia de pan y la confirmación del título de 4 estancias de ganado mayor
pertenecientes a su difunto esposo Miguel de Ochagavía.
En 1650 los cueros, procedentes principalmente del
ganado bovino, representaban el 19,1%. De las exportaciones desde la Provincia
de Venezuela.
COLONIZACIÓN
DE APURE:
La historia de la colonización de la región apureña
y su incorporación como zona productiva ganadera, dada la extensión de la zona
se demoró mucho tiempo. Aun cuando existían grandes rebaños de ganado, producto
de los escapes de reses de los rebaños conducidos para las ciudades coloniales,
fue apenas en 1.647, después de 155 años de haberse descubierto América que se
realizó una exploración detenida y pormenorizada del río Apure con el viaje
exploratorio que hace el capitán barinés Miguel de Ochogavia por las aguas del
gran río. El explorador tenía la intención de fundar algunos pueblos de
españoles e interconectar la región barinesa con Guayana y las Antillas.
Las difíciles condiciones ambientales de la región,
de tierras aluvionales, inundables, relieve plano, poca fertilidad de los
suelos, presencia de innumerables plagas y enfermedades y una gran soledad
extendida por 76.500 kilómetros cuadrados, fueron razones para que no se
estableciesen grandes núcleos humanos permanentes.
Luego, aproximadamente en 1651 se fundó San Miguel
del Castillo de la Nueva Calatayud, la primera población española, de corta duración.
En los llanos del Apure se producía
mayoritariamente ganado vacuno y caballar; los productos agrícolas provenían
del cultivo en los conucos, ubicados en los hatos, pero trabajados por obreros
de confianza del dueño, que les permitía tener pequeños lotes dentro de su
propiedad para producir alimentos de subsistencia.
La ganadería fomentó el poblamiento de los llanos y
alrededor de los hatos llegaron a constituirse caseríos y pueblos. La gran
expansión ganadera obligó a los dueños de hatos a buscar mano de obra que
pudiese manejar los rebaños con destreza, pues los indios no tenían esas
aptitudes, y en algunos casos, huían y se escondían en la inmensa llanura. Se
trajeron esclavos negros que provenían de regiones de Africa donde existía
tradición ganadera. Al cruzarse estos esclavos con la población indígena y
mulata, se originó el "llanero", que siglos después, daría su
contribución fundamental para la independencia, no sólo de Venezuela sino
latinoamericana.
El ganado que se transportaba hacia diversas zonas
del inmenso territorio, siempre sufría reducción en el rebaño debido a los
escapes de los animales en tiempos de tormenta y al miedo de los bovinos ante
la presencia de las fieras. Esta situación originó que los rebaños de animales
en estado salvaje se reprodujera de forma extraordinaria, originando inmensas
manadas de ganado salvaje llamados popularmente "cimarroneras", las
cuales ocupaban grandes extensiones, vagando por los llanos, llegándose a la
situación de tener que matar el ganado para simplemente aprovechar el cuero, y
en algunas ocasiones solamente para evitar el daño a sementeras y cultivos.
El comercio con productos del sacrificio de ganado
se hacía con la venta de cueros, y menor importancia tenía la venta de cecina y
algunas reses en pie a las islas del Caribe. El mayor impacto comercial se
logró con la venta de rebaños provenientes de los llanos hacia Colombia, por la
ruta de las montañas de San Camilo.
Don Sebastián de Mier y Terán, poderoso hacendado,
entró a los Llanos, entre los años 1760 y 1765, primero lo hizo con sus
mayordomos –seguramente con fines de reconocimiento- y luego nuevamente con sus
rebaños, pues ostentaba el título de Capitán Poblador. Este rico hacendado era
dueño de tierras y esclavos en Barbacoas, San Sebastián, Calabozo y Caracas.
Junto a él entraron también el Dr. don Fernando Dominguez, Adrián Camacho,
Adrián Delgado y otros criadores. Entraron con fines de “pacificación”
fuertemente armados y con el apoyo de sus mayordomos. En los llanos fundaron
hatos y queseras, cazaron cimarrones, aquerenciaron ganados y establecieron el
régimen de legalidad creando estructuras como la Junta de Hacendados Ganaderos
y las Cuadrillas de Ronda. Cerca de ochenta criadores habían entraron junto con
los primeros Capitanes Pobladores a los territorios de Apure.
La colonización se intensificó hasta la ocupación
total del territorio a mediados del siglo XVIII, con el establecimiento de las
misiones capuchinas andaluzas, acompañadas de los hateros ganaderos de los
valles centrales y villas llaneras del Alto Llano y Occidente del país.
Lento fue el proceso que dio origen a la
colonización ganadera en Apure. Los ganaderos iniciaron sus avances hacia la
llamada Otra Banda de Apure, primero con sus mayordomos y posteriormente con
sus rebaños y familias en dirección Norte a Sur; desde la Provincia de Caracas
y sus adyacencias. Sus avances llegaron hasta el Meta y el delta del Orinoco
En primer lugar, sucedieran incursiones
esporádicas, caracterizadas por la dispersión de los sitios poblados, con una
marcada dependencia a la villa de Españoles de San Jaime, fundada en 1753 con
la finalidad específica de controlar efectivamente el furtiva comercio que se
desarrollaba en forma ilícita por las márgenes del Apure con rumbo hacia
Angostura y del cual eran participes grupos de holandeses, ingleses e indios
caribes que deambulaban libremente por las sabanas.
En este primer momento, entre 1750 y 1760 el
poblamiento ganadero en los llanos de Apure comprende la avanzada de las
órdenes religiosas con escolta de criadores y la consecuente distribución del
espacio en tres zonas bien delimitadas a saber:
La
correspondiente a las Villas, en este Caso las Villas de San Jaime (españoles)
y San Antonio de Padua de las Cocuizas (Mulatos).
En
segundo lugar la correspondiente a poblados indígenas, dispersos en el
territorio, en su mayoría no reducidos.
Por
último, la correspondiente a los hatos, unidades de poblamiento y producción
igualmente dispersos en el territorio. La dispersión es el elemento
predominante en el conjunto.
En Caracas, en 1775 el señor don Lorenzo Joseph
Fernández de León señaló que había establecido y fundado la Villa de San Jaime
a orilla del río Apure constituida por vecinos y moradores de dicha zona y por
vecinos y dueños de hatos y ganados de la Villa de San Carlos y de otras
ciudades y lugares de la provincia de Caracas. Los ganaderos acompañaban a los
padres capuchinos y ya internados con sus ganados, poco a poco fueron
descubriendo, pacificando y poseyendo, junto con los misioneros los terrenos
incultos y como alguno lo señaló: “aún ignorados de parte de la ciudad de
Barinas”. Luego se produjo el enfrentamiento de los dueños de hatos por
la forma de actuar los misioneros, quienes buscaban cristianizar a los indios,
mientras que a los hateros, producto de la sed de tierras, lo único que les
interesaba era la ocupación y explotación del territorio.
Diversos grupos de dueños de hatos se habían
asentado hacia el año 1780 en las mejores tierras de Apure. Entre ellos se
destacan los capitanes pobladores Fernando Domínguez de Rojas, don Andrés
Curvelo y don Sebastián Sánchez Veles de Mier y Terán, quien fundó e hizo
crecer el hato La Cruz, luego La Cruz de Guariquito y finalmente La Cruz
Rubiera o La Rubiera, apodo que le dieron por su color blanco: «Los rubios».
En el año de 1750 aparece un hato en los
alrededores de Guasdualito.
Don José Ignacio del Pumar, Marqués del Pumar y
Vizconde de las Riberas de Boconó, inició la conquista del Alto Apure, a
principios del siglo XVIII, quien realizó diversas fundaciones ganaderas que
culminaron en la fundación de la ciudad de Guasdualito en 1769.
Las órdenes religiosas avanzan cautelosamente
escoltadas por algunos criadores que brindan el apoyo de sus armas y aprovechan
la circunstancia para fundar a través de sus capataces y mayordomos sitios de
hatos, ocupan la tierra. A partir de este momento, se comienza a perfilar el
marcado interés de organizar una ganadería de rodeo y de imponer una normativa
que regulase a su favor la riqueza social de los llanos: el ganado.
Los conflictos entre criadores y misioneros no
tardaron en presentarse: la apetencia de los criadores se transformó en el
acicate de los misioneros y muchas quejas comenzaron a elevarse ante las
órdenes superiores por el hostigamiento a que se veían sometidos y la constante
destrucción de los pueblos fundados para la reducción de los indios gentiles.
Tanto la Villa de Españoles de San Jaime como la
Villa de Mulatos fundada por vecinos procedentes de Barinas denominada- de San
Antonio de Padua de las Cocuizas, cumplieron el papel de centros demográficos
en este primer momento. En efecto, de ellas provenían tanto los hombres como
los bastimentos para las huestes que entraban con violencia en la sabana.
Al amparo de las Villas otros criadores incursionan
procedentes de Caracas, San Sebastián de los Reyes, San Carlos de Austria,
Calabozo, El Sombrero, Barbacoas y otras localidades de la provincia de
Caracas. Los ganaderos incursionan con sus mayordomos y comienzan a fundar
hatos en forma paralela a la entrada de misioneros con escolta. Se observa con
particularidad que estas primeras incursiones se ejecutan con una finalidad
exploratoria; los criadores y mayordomos entran sin rebaños a cazar cimarrones.
A la violencia de las primeras entradas se
incorporó la violencia desatada entre los criadores y los misioneros por el
derecho a la ocupación de tierra.
A partir del año 1750 en las sabanas del Apure y
Arauca se dio la creación de gran número de hatos, a la par que se fundaron
nuevos poblados como: Cunaviche en 1767, San Rafael en 1768, San Juan de Payara
en 1769, Guasdualito en 1770, El Amparo y Trinidad de Orichuna en 1771,
Guasimal y Achaguas en 1774, El Nula y Apurito en 1781, Quintero en 1786.
En Guárico el presbítero Jerónimo de Rebolledo de
Villavicencio, fundó en 1712 el pueblo de San Andrés de Aricapano de Barbacoas.
El citado sacerdote fue propietario del hato “El Islote” y de las tierras de
las inmediaciones. Su hermano el también sacerdote Agustín de Rebolledo de
Villavicencio, fue fundador del hato Belén, en jurisdicción de Las Mercedes del
Llano. Otro hermano de estos sacerdotes de nombre Andrés de Rebolledo fue
encomendero.
En un Censo Ganadero del año 1723 se indica que la
introducción de la ganadería vacuna comenzó a implantarse en 1561 para
garantizar el suministro de carne a la ciudad de Caracas. Para ese cometido
fundaron hatos en los llanos y en los sitios de Paya, San Antonio, Las Palmas,
Aricapano, La Platilla y Tinaco, así como otros lugares y términos que
comprendían la ciudad de Caracas y San Sebastián de los Reyes. Así, lentamente
fue avanzando la colonización hacia los llanos.
En 1786 se creó la Provincia de Barinas y las
tierras de la Otra Banda del Apure fueron incorporadas a la misma tras su
fundación en 1788 por el Capitán de Infantería de los Reales Ejércitos Fernando
Mijares Gonzáles. En 1823 se creó la Provincia de Apure, desmembrada de la de
Barinas, ya finalizada la Guerra de Independencia.
LA GANADERÍA
EN GUAYANA:
La fundación de las Misiones en Guayana a inicios
del siglo XVIII por parte de los Capuchinos, constituyó uno de los hitos más
importantes en el desarrollo de la ganadería en Venezuela
El cinco de mayo de 1724 los misioneros Capuchinos
fundaron en el sitio denominado Suay, la Misión de la Purísima Concepción de
Suay. Para ello el Padre Tomás de Santa Eugenia trajo ganado donado por la
Misión de los padres Observantes de Píritu y de un ganadero de la zona. Después
de una larga travesía el sacerdote capuchino llegó a su Misión con 100 reses.
La Misión de Suay estaba situada donde hoy se encuentran los castillos de
Guayana, a tres leguas de Santo Tomé. Este núcleo de ganado constituyó la base
de los grandes rebaños de ganado vacuno que formaron la riqueza más visible de
estas misiones.
En marzo de 1733 existía un rebaño de ganado en la
misión jesuita de Nuestra Señora de la Concepción de Uyape, en Guayana, el cual
fue eliminado por los indios Caribes en un ataque que destruyó dicha misión.
En 1737 en el Yuruari medio, se fundó la Misión de
la Divina Pastora que serviría de hato para la mayor parte del ganado. En 1759
se decidió trasladar el ganado al sitio de Urimna por falta de pastos y de agua
para la gente y el ganado.
En 1740 cuando el gobernador Carlos de Sucre
abandonó el mando en las provincias de Guayana y Nueva Andalucía (Cumaná) dejó
en plena producción 121 hatos con sesenta mil reses.
En 1765, poco después del traslado de Santo Tomé al
sitio de Angostura, el pueblo y la misión de Suay fueron trasladados a la
margen izquierda del Caroní con el nuevo nombre de Misión de la Purísima
Concepción del Caroní, siendo la más importante de los más de 30 pueblos de
misión fundados en ese territorio.
Las misiones fueron sumamente importantes para la
consolidación del poder español en Guayana. Los capuchinos lograron establecer
el sistema de hatos e impulsaron el desarrollo económico de la región.
Gracias a su trabajo apostólico fundaron 67 pueblos
de indios, de los cuales 30 lograron consolidarse. También establecieron dos
villas de españoles, todo con sus respectivas iglesias. Gracias a la cría de
vacunos, los misioneros lograron transformar al indígena en ganadero o en
artesano, con el correspondiente avance cultural que tal hecho implicaba.
El sistema de hatos en cada pueblo permitió el
desarrollo hacia el interior de Guayana, logrando crear barreras para las
incursiones de los caribes y holandeses y luego a los intentos de penetración
de los portugueses.
Los misioneros utilizaban Puerto de Tablas -hoy San
Félix- para la exportación de sus productos, desde donde salían goletas y
barcos. También utilizaban el embarcadero de San Joaquín, desde donde enviaban
tasajo para Angostura, hoy Ciudad Bolívar.
La producción de las misiones abastecía al Presidio
de Guayana. La principal actividad económica de Guayana a finales del siglo
XVIII fue la ganadería, producida principalmente por las misiones, quienes
enviaban sus productos a la Nueva Granada, El Esequibo y Martinica así como
cueros para la fabricación de botas y zapatos a Cataluña.
Las misiones continuaron desarrollándose hasta
llegar a contar con más de 100 mil reses. Durante la guerra de Independencia
fueron la despensa de los ejércitos realistas, hasta que el general Piar en
1817 las tomó, fusilando a los misioneros. Esto culminó con la desaparición de
los inmensos rebaños, debido al sacrificio para alimentar el ejército patriota
y a la venta de semovientes para la compra de pertrechos militares a los
ingleses.
Durante la gobernación de Manuel Centurión en
Guayana se efectuó un censo ganadero a los misioneros catalanes el cual arrojó
la existencia de 94.710 reses sin contar los becerros de un año y las reses que
no se pudieron atrapar. Personal de los hatos informaba que anualmente se
herraban entre 11 mil y 12 mil becerros.
En 1768, Manuel Centurión gobernador de la
Provincia de Guayana envió un informe al Rey en el que promueve la necesidad de
fundar en el Alto Orinoco una población que se llamaría Esmeralda. Señala la
importancia de fundar allí un hato de ganado para asegurar la subsistencia de
sus habitantes. El Rey aprobó el informe, y ordena que se faciliten 6.000 pesos
de las cajas reales de Cumaná para ayudar a la creación del hato de ganado
propuesto por el gobernador. Para 1734 los rebaños de Suay fueron trasladados al
sitio de la Ceiba o Yucuario, por falta de pastos y estar el ganado creando
graves problemas; se dejaron las reses suficientes para atender las necesidades
de Suay y Moruca.
En el Zulia, Antonio de Arévalo, llamado "El
Pacificador de la Guajira", entre los años 1772 y 1776, resaltaba la
abundancia de los rebaños de ganado bovino, mular y caballar, así como el gran
comercio con cueros al pelo y cebo.
Para 1.777 en San Carlos (en el actual estado
Cojedes) se contaba con una hacienda de azúcar y 135 hatos de ganado; en San
Sebastián 138 hatos ganaderos; Santa María de Ipire contaba con 183 hatos de
ganado bovino; Calabozo tenía 116 y Coro 95.
Para el año de 1787, la población de Guasdualito
contaba con 9 hatos y 15 mil vacunos y una población de 728 personas.
En 1.797 se exportó por La Guaira la cantidad de
48.215 cueros de res; en 1.798 la cifra bajó a 43.269; en 1.799 continuó el
declive con 40.099 cueros exportados; en 1.800 el declive se profundizó al
exportar apenas 16.756 cueros.
Desde Venezuela, a finales del siglo XVII se
comerciaba en diversos renglones con Cuba y Puerto Rico, entre los que
destacaban los subproductos del ganado. A Cuba se enviaban, desde Barcelona,
carne salada y seca, a cambio de azúcar, cera y plata. De Maracaibo, Cacao; de
Coro, cueros y quesos; de Puerto cabello, mulas; de La Guaira, cacao y
zarzaparrilla.
Alrededor de 1669, funcionó un hato de los
españoles, en lo que hoy es Aragua de Maturín que fue atacado por los indios;
abastecía a las poblaciones ubicadas hacia el norte del territorio neoandaluz
(Provincia de Nueva Andalucía).
Pocas décadas después se convirtió en un lugar
donde se recibían para cría y distribución, los ganados de los llanos, que poco
a poco se van convirtiendo en territorios arrebatados a los indios Cariña,
quienes fueron desalojados y huyeron hacia el sur de lo que hoy es Anzoátegui y
hacia el Orinoco.
Los ganaderos llaneros, en su gran mayoría, dadas
las enormes distancias, la ausencia de caminos y su espíritu independiente,
hacían una vida casi al margen de la sociedad colonial. En los llanos, a
principios de la guerra de independencia pastaban 1.200.000 vacunos, 180.000
caballos, y 90.000 mulas.
El Camino Nacional del Meta era la vía de
comunicación del interior de Colombia con el rio Orinoco y a su vez con el
Atlántico a través de Venezuela.
El Camino Nacional del Meta fue considerada la ruta
mas directa entre el centro del Virreinato de La Nueva Granada y España.
Durante el siglo XVIII hasta finales de la Colonia hubo comercio de sal,
plantas medicinales, ganado y otros productos naturales de la parte alta del
llano y del interior con el Orinoco y las Guayanas.
El Camino Nacional del Meta fue abandonado debido a
la presión ejercida por la ciudad de Cartagena, cuyo puerto también comunicaba
al Virreinato con España, lo cual ocasionó su desaparición.
LA GANADERÍA
DURANTE EL SIGLO XIX
Para 1.810 el rebaño venezolano era de 1.200.000
reses. Al iniciarse la guerra de Independencia, los grandes rebaños extendidos
por las inmensas llanuras del país, sirvieron para alimentar tanto a las tropas
reales como a las patriotas. El censo ganadero se redujo y la ruina agobió a
los ganaderos y la población en general. Los precios se dispararon ( en menos
de un año la carne subió de 4 a 48 reales la libra el papelón de 1 a 10 reales,
etc.); se produjo una anarquía total mercantil y sobrevino la bancarrota
financiera.
En 1814, durante la segunda república, Simón Bolívar
ordeno requisar todos los frutos de almacenes y haciendas; recoger todo el
ganado que fuese posible y venderlo al público.
El General en Jefe José Antonio Páez mucho se
preocupó durante la guerra de Independencia del futuro de la ganadería, así lo
expresa en sus memorias: «En
medio de aquellos sucesos y á pesar de mi absoluta consagración á la guerra,
nunca perdí de vista, como punto de interés vital para el país, la conservación
de las crías de ganados: contraje todo mi celo y dicté además órdenes eficaces
para que no se extinguieran, y me lisonjeo de creer que á tales medidas se debe
la existencia de un semillero de riqueza, que á pesar de la larga duración de
la guerra y del consumo de los ejércitos beligerantes, germinó después por toda
la República.—De Apure ha salido el principio de todos los hatos que hoy
existen.»
Terminada la guerra de independencia a partir de
1.830 se incrementó el negocio del ganado vacuno en 783,67%, en tanto que el
manejo de cuero se incrementa en un 284,45%. El hato constituyó la forma predominante
para la cría de ganado realizada en el extenso territorio de los llanos
venezolanos. La crianza de ganado era en libertad, lo cual obligó a los hateros
a incorporar nuevas tierras para poder permitir el crecimiento de sus rebaños.
Durante el siglo XIX la creación de hatos se acrecentó motivado a la venta de
tierras ejidales y nacionales, y también,
a la práctica de entregar tierras para compensar a los soldados y oficiales que
habían participado en la guerra de Independencia, quienes en muchas ocasiones
los vendían a dueños de hatos para extender sus dominios. Debido a la poca tecnología
y baja mano de obra necesaria para realizar la producción ganadera los dueños de hatos sufrían más por el
abigeato y los altos impuestos que hasta principios de 1860 gravaban la producción
ganadera.
En 1826, dado el desastre productivo generado por
la guerra de Independencia, estaba muy afectada la producción agropecuaria para
el consumo interno, lo cual agravó los problemas de desabastecimiento. Esta situación, sobre todo presentada en la provincia de Caracas originó la
subida de precios en bienes de la dieta diaria de la mayoría de la población,
como ocurrió con la carne, el maíz y otros granos.
A partir de 1830 el gobierno del general José
Antonio Páez impulsa las buenas relaciones con los guajiros mediante el
intercambio pacífico con la población de Sinamaica, en la que los nativos
llevaban a vender ganado y sus derivados como cueros al pelo, sal, sebo y carne
salada, productos de buena acogida en el mercado del Caribe.
En 1840 el gobierno de Venezuela emitió varios
decretos tendentes a buscar la pacificación de los guajiros y para este fin se
estipuló la entrega de ganado a los indígenas que por voluntad propia quisiesen
reducirse; en este sentido jugarían un papel importante las misiones capuchinas
divididas en circuitos de reducción y los capitanes pobladores nombrados y
organizados por el gobernador de Maracaibo.
En 1841 el gobierno presidido por el general Carlos
Soublette emite un decreto por el cual se establece el buen trato con las
tribus guajiras, y el General Páez en su segunda administración emite el Código
Orgánico para reglamentar el comercio con la Guajira. En este mismo año, se
observó que el comercio con la Guajira, había comenzado a recuperarse. Los
guajiros tuvieron confianza para llegar a Sinamaica y negociar sus productos.
En menos de un año, se logró que los indios negociaran en Sinamaica entre otros
productos, 3.796 reses, 232 caballos, 52 mulas y 501 burros.
Para 1.844 la ganadería extensiva se dispersaba en
la amplia zona de llanos bajo formas precarias de ocupación del territorio,
mientras que una actividad ganadera más intensiva de ganado vacuno y mular,
pero más limitada, se desarrollaba entre las zonas donde se desarrollaba la
agricultura, estimulada por las demandas de la agroexportación.
Las continuas guerras civiles luego de la
independencia, diezmaron los ganados y no se pudo lograr un crecimiento sostenido
de los rebaños.
GANADERÍA EN
EL SIGLO XX
En 1900, en una empresa en la que aparecen, con
otras personas, los ganaderos zaraceños Pedro Ron y Guillermo Felizola,
Venezuela envió a Cuba los primeros vientres vacunos que rehabilitaron su
ganadería arruinada por las guerras de fines del siglo pasado.
En los primeros años del siglo XX se calcula que
anualmente entraban de contrabando desde Colombia por la Guajira, 30 mil
cabezas, entre bovinos, equinos, ovinos y caprinos. La mayor parte de dichos
semovientes eran cambiados por aguardiente, el cual retornaba a Colombia.
Las existencias de ganado, en 1922, no llegaban a
2.800.000 cabezas y eran apenas un 33% superiores a las estimadas por Agustín
Codazzi en 1839; es decir, que habían crecido a una tasa interanual de 0,41%,
habiendo llegado a disminuir para el año 1910 hasta 1.500.000.
Guárico se convirtió en el primer estado en recibir
ganado de raza Cebú, el cual fue traído por el general Joaquín Crespo, quien
importó de Trinidad en 1869, tres toros de tipo cebú, posiblemente Brahma, los
que tal vez llevó a su hato "El Totumo". Tal información la dio el
ganadero Fernando Calzadilla Valdés, quien la oyó a su abuelo el Dr.
Calzadilla. Este dijo haber visto los toros y haber obtenido hijos de éstos.
En los albores del siglo XX Guasdualito contaba con
120 mil reses de cría que cada año aportaban a los lugareños unos 12 mil
becerros.
Los ganaderos José Manuel Balza y Juan Francisco
Bermúdez, fueron los primeros que llevaron al sur de Guárico, alrededor de
1912, sementales de tipo cebú.
Según el Censo Pecuario del Estado Zamora en el año
de 1922, el número de reses eran de 345.554, con una hierra anual de 75.783
nuevas crías y 1.711.882 hectáreas se dedicaban a la cría.
Según el censo agropecuario de 1937 de las
90.000.000 hectáreas de territorio Venezolano 23.370.299 Has. estaban en manos
privadas. De estas 3.343.694 eran tierras de agricultura y 19.932.605 tierras
de ganadería; novecientas dos personas eran dueñas de 73 % de las tierras de
ganadería, esto es de 14.610.512 hectáreas (De la Plaza, S. s.f.).
Entre los años 1.937 y 1.985 el crecimiento
interanual del rebaño ganadero fue de 1,94%.
Para 1.984 existían en Venezuela 108.515
explotaciones ganaderas y una población bovina de 10 millones 800 mil cabezas.
La extensión de las áreas de pastos en 1.985
alcanzaba a 14.181.367, habiendo crecido en 35 años apenas un 0,14%. De ellas
9.161.163 eran pastos naturales y 5.020.204 de pastos artificiales.
Entre 1.980 y 1.985 la producción de carne ascendió
a 340.000 Toneladas Métricas, incluyendo la introducción de ganado de
colombiano de contrabando. Para 1.991 alcanzó a 380.000 TM.
En la Zona Sur del Lago, se requiere de una
hectárea para producir diariamente un litro de leche y 157 gramos de carne
(MAT, 2003). Sin embargo, el potencial del bovino doble propósito con un manejo
intensivo genera un potencial productivo que oscila en el rango entre 100 y 120
litros de leche por hectárea por día y 2 kg de carne por hectárea por día.
En la misma Zona Sur del Lago, los datos indican
que actualmente, la densidad animal está por el orden de una cabeza por
hectárea, independientemente de la edad. Sin embargo, está demostrado que
sistemas intensivos pueden sostener productivamente unos 14 animales, que
utilizando la genética mestiza mejorada de la zona y bien alimentada, pueden
producir en promedio 15 litros por vaca día, muy por encima de los 4,85 litros
por vaca dia que se producen actualmente. (CONFAGAN, 2007; CLAYUCA, 200X;
MINDACA, 2002; Contreras, 1999).
GANADERÍA
DEL SIGLO XXI:
Sanjur, (2001) señalaba que en Venezuela se pierden
anualmente unos 75 mil terneros, debido al alto sacrificio de vacas preñadas
que se realiza diariamente. Esto, además de perjudicar directamente el
patrimonio de los ganaderos, está el daño indirecto que se deriva de tener que
comprar anualmente más de 6 mil sementales utilizados para cubrir las vacas que
una vez preñadas son sacrificadas.
Para el mes de diciembre de 2001, un total de
128.534 cabezas fueron al beneficio. El rendimiento promedio en canal del mes
fue de 235,78 Kg, lo que permitió una producción de 30.305.285 Kg de carne en
canal el último mes del año 2001.
Para dicho mes el 70,56% de los animales
sacrificados fueron machos o sea: 90.695 cabezas y el 29,44% o 37.839 cabezas,
hembras.
Por clase sexual beneficiada, la clase toretes
ocupó el primer lugar, con 44.342 cabezas o el 34,50 %, seguida de la clase
vacas que en número de 26.850 o el 20,89%, superaron los 23.719 toros
beneficiados (18,45%) y los 21.633 novillos (16,83 %). En cuanto a las novillas
solo se sacrificaron 10.329 o el 8,04 %.
Según el resultado de la clasificación, apenas el
6,41 % , 8.240 canales clasificaron "AA". En la categoría
"A" calificaron 53.711 canales (41,79%) que produjeron 12.916.169 Kg
o 45,92% del total de la carne en canal producida.
El rendimiento en canal promedio por clases fue:
Ternera 103,72 kg; "AA" 264,25 Kg; "A" 259,09 Kg;
"B" 230,79 Kg; "C" 173,99 Kg; "D" 138,69 KG.
Durante la última semana de diciembre 2001 (24 al
29/12/01), los precios del ganado en pie arrimado a los distintos mataderos del
país con beneficio clasificado, fueron de 850,00 (0,85 BsF) hasta 1.300,00
Bs/Kg para los toretes; 900,00 a 1.100,00 Bs/Kg los novillos gordos; y 820,00 a
1.200,00 los toros gordos, mientras los precios promedio del ganado hembra en
pie fluctuaron entre 750,00 a 1.000,00 Bs/Kg las vacas y 680,00 a 1.000,00
Bs/Kg las novillas. En canal, el precio del ganado macho "A", se
ubicó entre 1.900,00 y 2.500,00 Bs/Kg, con promedio de 2.126,77 Bs/Kg, mientras
las hembras de la misma categoría promediaron 1.858,10 Bs/Kg de carne en canal.
Los precios de la carne al detal categoría
"A", promediaron 4.369,00; 4.55,00 y 4.067,00 Bs en carnicerías,
supermercados y mercados populares respectivamente, alcanzando los precios
máximos hasta el nivel de 5.500,00 Bs/Kg.
En 2.004, el consumo per cápita de leche y carne
juntos eran 48,75% inferiores a lo recomendable. En concreto, el venezolano
consumía solo la mitad de la leche y el 40% de la carne que requería para una
dieta equilibrada.
Para ese mismo año la producción nacional era
deficitaria pues aportaba el 62,2% del consumo del venezolano.
Si se tomasen en cuenta las necesidades de carne y
leche para contar con una buena nutrición, la oferta conjunta de leche y carne
del rebaño venezolano para 2.004, era de apenas 31,8%.
En 2006 el rebaño ganadero de Venezuela contaba con
16.615.439 cabezas de ganado vacuno.
El gobierno nacional y organizaciones afines a sus
políticas informaron que durante 2010, el consumo de carne bovina por habitante
se ubicó en 23 kilos, pero los análisis de consultores privados demuestran que
la disponibilidad aparente (cantidad total ofertada) del producto durante el
período en cuestión fue de 19,5 kilos per cápita.
De esta cantidad, 10 kilos fueron aportados por
ganado nacional, mientras que 9,5 kilos correspondieron a carne importada,
tanto reses vivas como carne despostada o congelada, de acuerdo con el análisis
realizado por la Gaceta Ganadera. Cerca de 838.000 reses, fueron importadas de
Brasil en 2010, fue el país de donde más se importó carne y ganado vacuno.
Para 2011 en Venezuela existían 52 mataderos y 240
salas de matanza con una producción total de 200 mil toneladas de productos
cárnicos.
En el año 2011 la producción de carne en Venezuela
se ubicó en el 66% de las necesidades de consumo y el 34% restante fue de carne
importada. Para el año 2012 la relación varió en perjuicio de la producción
venezolana pues la producción del país se redujo al 52,21% y la importación se
incrementó al 47,79%.
Según la Federación de Ganaderos de Venezuela
(FEDEGAN) para el 2001, el consumo anual per cápita de carne fue de 17,2
kilogramos por persona, mientras que en el 2010 la cifra se elevó a 19,5
kilogramos y para el tercer trimestre de 2011 el consumo había bajado 17,53
kilogramos.
Según Manuel Cipriano Heredia presidente de dicho
gremio, en el año 2011 la producción de carne en Venezuela se ubicó en 66% del
consumo y el resto (34%) fue traída de otros países, mientras que en el 2012 la
relación se ubicó en 52,21 % de producción de carne en el país y el 47,79 % fue
importada.
1 comentario:
Excelente trabajo y bien documentado.
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